Las personas mayores siguen siendo más sensibles que los grupos de menor edad a diversos trastornos médicos, neurológicos y psiquiátricos que pueden tener desencadenantes en factores mentales, físicos o ambientales. Algunos de estos trastornos son la base de la posible aparición de ataques. La tasa de casos recién diagnosticados de epilepsia sigue siendo más alto en los mayores que en las personas de mediana edad, y este es el motivo por el que hay que prestar atención especial a este grupo de edad.
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